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jueves, 15 de marzo de 2012

No hay ninguno mejor que otro.

Puede ser guapo, feo, alto, bajo, simpático, serio, gracioso, extrovertido, tímido, hablador, callado, deportista, tranquilo, ajetreado, despistado, atento, ordenado, desordenado, responsable, constante, olvidadizo. 
Puede ser millones de cosas. Y ninguno es perfecto. Pero para cada una de nosotras hay uno de ellos que destaca, que es más especial que cualquiera de los demás.
Él es esa persona a la que te abrazarías fuerte y no soltarías nunca. Él es esa persona con quien reirías hasta tener dolor de barriga. Él es esa persona con quien compartirías un tiempo indefinido: quizás días, semanas, meses, años. Él es esa razón por la que sonríes sin motivo alguno. Él es esa sensación de cosquilleo, de mariposillas en el estómago. Él es esa persona que te llevarías hasta el fin del mundo. Él es esa persona con la que desaparecen todos, y os quedáis solos. Él es esa persona con la que sueñas, porque se dice que se sueña con lo que piensas cuando te acuestas. Es esa persona que te apoya, que te cuida, que te mima, que te acaricia, que te aconseja, que te llena, que te hace feliz.
Y sólo por él harías cualquier cosa, porque para ti es único entre muchos no, muchísimos.

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Me gustan las noches en vela, el trasnochar, la fiesta, los buenos ratos. No me gusta que me ilusionen ni me mientan. Amo el número 5. Colecciono recuerdos, fotos, papeles y entradas. Recuerdo primeras locuras. El color rosa me encanta y el azul me transmite tranquilidad. Las ganas de ser feliz forman parte de mí día a día y me acompañan hasta que me duermo. No tengo miedo a la muerte, sí a la soledad. Hablo a todas horas, pero adoro el silencio. No comparto mis secretos con cualquiera, sino con los buenos amigos. Amo las noches cálidas de verano y el sol rozando mi piel, pero extraño los escalofríos que me producen las frías tardes de invierno. Me encanta que me quieran de verdad. Me encantan los abrazos largos. Amo el chocolate casi tanto como los helados. Soy amiga de mis amigos. Temo al dolor, pero aun así me arriesgo a sufrir. Detesto las comparaciones y a la gente que se pasa de lista.